Tiene la sensación de haber olvidado los últimos quince años de su vida, y no los añora. Simpre ha creído que la vida es una vuelta ciclista... sólo son etapas. Cuando se acostumbra a una etapa, la vida le da un giro de 180 grados, y cuando no le gusta otra, ha de esperar hasta el final. Ya no recuerda quién fue ella, ni siquiera cree en el presente; todo ocurre “hace un momento”. Y nada le incomoda, nada le asusta, nada le impide pedalear con todas sus fuerzas, en cada curva, cada bache, cada debilidad.
Y sabe que las etapas se olvidan, pero si algo realmente fue, siempre quedará. Basta con vivirlas.